martes, 29 de mayo de 2012

Alfonso de Palencia

De origen judeoconverso, se educó en el palacio del ilustre obispo burgalés Pablo de Santa María, antaño rabino de Burgos convertido al catolicismo por Vicente Ferrer. En 1441fue familiar de su hijo, el también famoso humanista, Alfonso de Cartagena, igualmente obispo de Burgos, de quien fue discípulo.
Marchó a Italia y entró al servicio del cardenal Basilio Besarión, con quien permaneció en Florencia hasta 1453. Estudió humanidades con Jorge Trapezuncio (Jorge de Trebisonda) en Roma. En aquel país entabló también relación con Vespasiano da Bisticci.
Vuelto a España, después de pertenecer durante un tiempo a la casa del arzobispo Fonseca de Sevilla, sucedió en 1456 a Juan de Mena en el cargo de cronista real y secretario de cartas latinas de Enrique IV. Se declaró en 1468 partidario del infante Alfonso e intervino en las negociaciones para la boda de la pretendiente al trono Isabel con Fernando de Aragón, siendo actor en arriesgados y pintorescos lances, en el transcurso de los cuales ayudó a la pareja a casarse en 1469. Terminó siendo cronista oficial de la reina Isabel tras su subida al trono en 1475.
Además de su tarea principal de historiador, los nuevos reyes le encargaron diversas misiones durante la Guerra de Sucesión Castellana. Por ejemplo, intervino eficazmente en el establecimiento de la Santa Hermandad en Sevilla (1476) y organizó el envío de una flota de refresco a Gran Canaria en 1479.
Según el propio de Palencia, la reina le retiró su favor en 1480. La muerte le alcanzó en 1492 cuando trabajaba aun en la redacción de sus obras.
Fue una figura representativa del primer Humanismo castellano y, aunque conocía escasamente el griego, fue un magnífico latinista y hablaba a la perfección el italiano y el francés.

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